Dos veces Abril y mil quinientas primaveras.

Eres demasiado fugaz para llamarte,
estrella.
Si vas a salir corriendo otra vez no dejes humo que me haga seguir tu rastro,
no dejes huella
que ya he encontrado mi identidad.

Si vas a venir te abro mi cuarto con la ventana abierta
y hagamos café,
para que no seas el principal motivo que me haga estar despierta toda la noche.

Si vas a venir no recuerdes por qué motivos te fuíste,
pero dime que recuerdas cuando me hiciste ver
que recorriendo tu cuerpo en 80 días
también es una forma de viajar.

Lo siento,
no sé hablar de buenas historias si no hablo de Abril.
De Abril en tu pecho, de abrir poco a poco el mío,
de abrir los ojos en medio de un beso para que dudaras de mi
aún sabiendo que mi única intención era hacerte de todo,
menos el mínimo daño.
De abrirte mis heridas para que me las cerraras de flores
y enseñártelas,
para que vieras,
que tu cuerpo estará siempre más bonito sin ellas.

De Abril abriéndote mi mano para que me saques a bailar
de abrir mis piernas para que me cerraras la boca
y poder seguir el ritmo de tus caderas
y del silencio.

De abrir los ojos para ver que ya no estás,
sabiendo que nunca podré sostenerte la mirada
como tanto te costaba a ti.
Dichoso Abril..
Te dejé el mundo a tus pies
porque sé que hasta él se muere por verte caminar,
y yo por lo que nunca te he dicho
en cinco pasos.

-y ya nadie puede abrirme la boca, porque una vez me la cerraron-

Qué será de Sabina, que a él también le robaron su mes de Abril

sin saber quién fue,

y yo lo tengo claro;
no querer volver a recuperarlo.