Rotos que siempre serán cosidos.



No me hables de tu infancia que me suena
a saltos de unos pies envueltos en una comba,
al equilibrio que sostienen los trapecistas bajo una cuerda,
A patadas y golpes cuando sólo aparece un balón.

Al ruido de un timbre que anuncia la salida al patio,
a la balancha aglomerada tras la salida del colegio
como balas,
a las que no existen pistolas.

A la inercia y al impulso de no saber nunca donde caer
desde un columpio.
Que jugando con un tobogán también se quema
porque el fuego, a distancia, tan solo era para calentarnos las manos.

A la violencia del cielo por querer anochecer
y a las lagrimas que nacen por no querer dejar de jugar.
Las cicatrices en las rodillas por el pose de las piedras
el suelo tatuado por nuestros nombres.

El silencio nervioso de un escondite para que no me encontraran
para poder salvarte
cuando te encontraban a ti.
el: calla
no te rías 
nos van a pillar
corre
sálvate

y sino, 

ahora te salvo yo.
Por mi, por todos mis compañeros, pero por ti primero.

La libertad de lo no competitivo,
La elegancia de lo compartido.

Conozco tus años por el paso de mi tiempo
el "como has cambiado" de los que no te conocen,
el "cuánto has crecido" de los que no te ven.
El "eres la misma de siempre" -cuando aprendí el dialecto de tu risa antes que las faltas de mi ortografía.

Conozco mi tiempo por el paso de tus años
el  "tengo que contarte una cosa” porque eres la caja de mis secretos,
el “ yo coso tus rotos” para que no pases frio, porque si rompes
será a reír
será la ropa,
porque nunca permitiré que te hagan pedazos.

No me hables de tu infancia porque me suena
a haberla vivido contigo. 

Es decir ayer, es decir hace años; es decir, para toda la vida.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Una flor azul para este entierro.

...para cambiar lo que somos.

Volando con.