No me regales rosas si no quieres que se mueran.
por eso, se que lo haces.
porque contigo me desnudo y no siento miedo a que te dé vértigo
la profundidad de mis heridas.
Te empeñas que llene de flores este vacío
para que no haga eco
mi tristeza.
mi tristeza.
Y no tenga que repetirse
-una y otra vez-
una
y
otra
vez
una
y
otra
vez
-como la canción que borras por ser favorita y el paso del tiempo te hace volver a escuchar-
Pero esta vez no. Ya perdí su pista.
Sé que me quieres porque siempre estas ahí
aunque no me necesites
porque necesitar y sufrir tan solo es una pareja agarrada de la mano
con miedo a que un día uno de los dos se suelte
y crea sentirse solo.
Y tus necesidades solo las sufres tú, que por eso son tuyas,
y mi sufrimiento solo necesita de mi, que para eso es mio
-Tú agárrame cuando quieras y suéltame cuando lo quiera yo-
Sé que me quieres porque cuando no te contesto no me preguntas
por qué no lo he hecho
y entiendes que tendré mis motivos para no hacerlo
ni me preguntas porqué es a ti a quien llamo a las 2 de la mañana
ni a ti mismo de porqué me lo estas cogiendo.
Lo sé porque te importa una mierda lo que haga con mi día a día
pero sí tengo un día de mierda te importa cómo me siento.
Sé que lo haces porque contigo la confianza no da asco
y antes de cogerme de la mano, me la pides
sabes que tengo derecho a decir que no
-que como mujer aún no lo he perdido, como hombre he conseguido todos
y que como animal aún estoy en ello-
Sé que me quieres porque ríes mejor cuando lo haces el último,
porque sólo antes
tratas de entender lo que quiero contarte;
es mi propia risa la que me interrumpe. Y tú nunca lo haces.
es mi propia risa la que me interrumpe. Y tú nunca lo haces.
Lo sé porque nunca prometes nada. Porque conoces la diferencia entre lo feliz que eres conmigo a lo feliz que te hago ser. Y de esta última sé que nunca me harías responsable.
-plantar un mundo lleno de flores para dar color a la vida es hacer responsable al invierno cada año de la oscuridad-
Porque tus creencias sobre la vida tan sólo son anécdotas para mí
y brindas tanta seguridad en ellas
que nunca podrías convertirlas
en una religión -queriéndome convencer de que yo piense lo mismo-
Y mi fé está en lo que crea yo, sobre las tuyas. Y tengo derecho a guardar silencio si así lo quiero. Que para eso es mío. -No te rías. Estás en la misa de mi propio entierro-
Sé que me quieres
por todo esto y más; sé que te quiero
porque el ser humano me ha demostrado que los humanos en la tierra están en peligro de extinción
y que tú eres uno de los pocos
realmente humano
que aún existe.
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